Apostaría dinero a que al leer el título os han entrado ganas de llorar.
«¿TEORÍA? ¡¡¡Yo lo que necesito es ponerme a hacer abdominales ahora y no parar hasta mañana!!!»
Ya llegará la práctica pero primero necesito que entendáis por qué os propongo lo que os propongo.
Vamos con la teoría: 😖
Apostaría otra vez a que muchos de vosotros/as, habréis hecho millones de abdominales «típicas», encogimientos o «crunchs», y que aún hacéis unas cuantas cuando os entra la «psicosis post navideña» de que queréis fortalecer la musculatura abdominal:
Yo veo dos problemas en este tipo de ejercicios.
El primero es que son peligrosos para la columna vertebral (aumentan la presión entre discos) y es relativamente sencillo hacerlos mal implicando a otros músculos y dejando a los abdominales tan relajados como los Reyes de vacaciones en Mallorca.
Pero es que además, a nuestro cuerpo le «gustan mucho más» los ejercicios que le sirven para algo, y el crunch es poco útil en la vida diaria de una persona.
Aprovecho para explicar un término muy utilizado en el deporte pero que no sé si conocíais: Transferencia.
Vamos a imaginar a un futbolista.
Reduciendo muy mucho su preparación física, nos vamos a quedar con un detalle:
Los futbolistas necesitan tener cuádriceps fuertes, para así golpear con más fuerza la pelota. Vale.
Si llevo a mi futbolista a un gimnasio y hacemos este ejercicio:
Sus cuádriceps serán más fuertes (si va aumentando cargas y siguiendo una progresión) pero…
¿Podemos asegurar que va a golpear más fuerte la pelota?
No.
¿POR?
Pues porque para golpear más fuerte la pelota, el jugador necesita trabajar otros muchos aspectos (coordinación óculo-pedal, coordinación intermuscular, equilibrio…) que en este ejercicio no se requieren.
¿Qué podemos hacer para que sí mejore su fuerza al golpear?
Aumentar la transferencia del ejercicio, o dicho con otras palabras, hacer que se parezca más a la situación real que queremos mejorar.
No digo que este ejercicio sea perfecto (amantes del fútbol no me ataquéis 😙) pero al menos trabajamos más la estabilización y el equilibrio que sentadas en una silla, por lo tanto HAY MÁS TRANSFERENCIA.
Esto nos lleva a uno de los principios del entrenamiento: Especificidad o «sólo mejora lo que se entrena».
Y ahora os puedo ver diciendo:
«Vale, entendido el ejemplo del futbolista. Él es deportista y necesita gestos parecidos a los que utiliza en el partido para mejorar su rendimiento, pero yo no tengo que ganar ningún partido»
Correcto.
Pues la idea es que mejoremos nuestro rendimiento en las actividades de la vida diaria.
Si en vuestra vida diaria tenéis que coger a vuestros hijos en brazos, por ejemplo, deberías entrenar ese tipo de movimientos. Y si en vuestra vida diaria pasáis horas sentadas, deberíais estirar algunos músculos y fortalecer otros.
El objetivo entonces es alcanzar el mejor rendimiento posible para la vida que os gusta llevar, y que no tengáis que privaros de ningún movimiento.
Pero volviendo al tema de los abdominales, todas y todos tenemos una tarea diaria en común que es mantener la postura erguida protegiendo a la columna vertebral.
Al trabajar en planchas, de la forma que os propongo, los músculos abdominales se entrenan para «sostener todo nuestro peso durante un tiempo», que es exactamente lo que harán mientras caminamos, por ejemplo.
Dicha toda la teoría, podéis pasar al siguiente post:
«Abdominales de acero: De la teoría a la práctica»